Desde los lagares al aire libre del siglo XVIII hasta el actual viñedo ecológico, la historia de EL GRIFO es la de tres familias, veinte generaciones de viticultores.

La familia actual ha sido clave para mantener el proyecto con vida: introdujo las primeras cubas de acero inoxidable en Canarias, renovó el sistema de vinificación, apostó por el embotellado y conservó la antigua bodega —hoy Museo del Vino— gracias al consejo del artista César Manrique, quien además diseñó el logotipo actual, el Pájaro Grifo.

Hemos incorporado sistemas para la recuperación del CO₂ generado durante la fermentación, transformando un residuo en un recurso, y avanzamos hacia una gestión del agua más eficiente, clave en una isla con recursos hídricos limitados.

En bodega, desarrollamos nuevas técnicas de elaboración pensadas para realzar la identidad de nuestras uvas, prolongar la vida de nuestros vinos y profundizar en su expresión.

Este enfoque combina el conocimiento tradicional acumulado a lo largo de 250 años con las herramientas más avanzadas, en una búsqueda constante por elaborar vinos que sean fiel reflejo de su origen y su tiempo.